La Reflex de Don Luis: el arte de la fotografía
"Al final del espectro", muchos pretextos para verla de nuevo.
"Sin pretextos" para no escuchar Wataka

"Ulises", una super-novela.

Escribir, ¡Miércoles!
La atmosfera nocturna, el silencio, la soledad, el computador, yo, y una hoja en blanco esperando a que le contaran una historia o al menos dispuesta a “escucharme”, pero así como permanecía la hoja permanecía mi mente, en blanco, con tanto por decir, sin encontrar palabras para expresarlo, y el editor enviando mensajes cada 5 minutos que me recordaban de una forma poco sutil, que el articulo era para el día siguiente, y seguramente el día siguiente seria jueves.
Hay quienes escriben constantemente, su día finaliza con lapicero en mano y una frase que me estremece: “querido diario”, hay otros que escriben canciones y poesías (o creen hacerlo), y si corren con suerte le ponen un ruido de fondo y la convierten en reggaetón, (pero ese tema será abordado lueguito); hay quienes escriben cartas de amor, y quienes escriben versos, guiones, arias, columnas, crónicas, endechas, diatribas, graffitis, panfletos, libros, y hay quienes escriben ensayos sobre la ceguera, y aunque su mente culta no lo crea, hay quienes escriben con excrementos en las paredes de los baños (y para escribir no utilizan necesariamente bolígrafos especiales o palitas de exámenes coprológicos).
Pero hay algunos que como yo y quizá como usted no escribimos más de lo necesario, y preferimos dar los regalos sin tarjeta, porque no encontramos que escribir en los espacios del “de” y el “para”. Es un karma encontrarnos con el momento perfecto para escribir, porque no hallamos que plasmar en la hoja, y lo que es aún peor, nos da pavor ser leídos; ser leído es de una u otra forma desnudarse ante el lector, y verdaderamente pocos tenemos esta vocación nudista.
Escribir es como aprender a montar en bicicleta padeciendo la enfermedad de Ménière, y escribir para ser leído, es como hacer lo mismo pero esta vez en público; caída tras caída, algunos nos ayudaran a ponernos en pie, otros se burlaran, seguramente habrán quienes hagan mucha fuerza para que caigamos de la peor manera, y no faltara, el que dé una ayudita extra a la caída poniendo piedras y tachuelas en el suelo.
Sabiamente decía el escritor español Camilo José Cela: “el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano”; y claro está que el camino que conduce al corazón del lector más lejano lo crea el escritor, y lo erige con letras, de las cuales muchas, más que camino serán tropiezos; y seguramente entre menos pasos se den más tropiezos se darán.
Así que a quienes nos duele tanto la mano para escribir, es precisamente porque lo practicamos con la misma constancia con la que algunas mujeres se practican la citología, pero en definitiva nos encontramos ante el mundo “sin pretextos” para dejar de escribir, así escribamos tropiezos, y muchas veces personas (como ustedes en este momento) sean las victimas de tales tropiezos. Pero qué más da, al fin y al cabo mañana seguramente será jueves.
Camilo Padilla.
El orfanato, no es un juego de niños.

Esta película dirigida por Juan Antonio Bayona y protagonizada por Belén Rueda puede verse clasificada erróneamente, según mi criterio, en el género de terror. Antes de verla miré algunas opiniones en internet y casi todas apuntaban a que era un “terror sin sangre”. Después de verla me di cuenta que más que terror era suspenso. Empezando por la desaparición y las incógnitas que esta lleva, siguiendo por la música y la secuencia de planos con solitarios escenarios y el siempre continuo girar de un juego infantil en el patio de la casa.
Desde el principio la mudanza al antiguo orfanato lleva a que el espectador se sienta intrigado por la decisión de Laura (la protagonista) de llevar a su familia a vivir en este lugar, aunque este al parecer es un lugar tranquilo, con la playa cerca y un ambiente silencioso, esconde secretos de su infancia que se irán revelando para desenlazar la película.
La película logra su objetivo de mantener atento a quien la ve, tan solo con un juego infantil que va dejando pistas y resolviendo otras, 100 minutos en que los secretos, la imaginación y lo paranormal se hacen presente dejando a más de uno frío con algunos sucesos inesperados. Guillermo del Toro le apuntó a producir la película española más taquillera del 2007, nominada a 14 premios Goya y ganadora de la mitad, definitivamente un total acierto de su parte.
El Orfanato - Trailer
Dirección: Juan Antonio Bayona.
País: España, Mexico.
Año: 2007.
Duración: 100 min.
Producción: Guillermo del Toro.
Adriana Martin
Disqueras vs música independiente

¿Qué esperamos de la televisión en Ibagué?
Desde sus inicios, que no son tan lejanos, la televisión en Ibagué ha tomado ciertos enfoques que la ha llevado a convertirse en lo que es hoy. Partiendo desde los contenidos audiovisuales, hasta la estética escenográfica que manejan, han logrado que los canales locales simplemente no avancen y no sólo eso, también ha con llevado a que productoras nacionales no se interesen en ver que se está produciendo en la región dado que los programas presentados son de poca calidad en cuanto a producción y presentación.
Podemos ver en la mayoría que los intereses son lucrativos, o en su defecto, publicitarios, pero es ahí en donde nosotros como televidentes debemos preguntarnos: ¿ Estamos nosotros exigiendo televisión de calidad?, ¿ Queremos nosotros como ibaguereños más programas culturales y sociales que nos muestren el verdadero sentir de la ciudad?, a partir de estas dos incógnitas debemos cuestionarnos por qué las productoras locales insisten en invertir en programas de contenido light. Tal vez esto nos lleve a pensar que Ibagué aun no está lista para programas de otro tipo, de lo cual personalmente pensaría lo contrario, porque no sólo tenemos las facultades para hacerlo, sino también los espacios y los nuevos comunicadores que emergen día tras día en las universidades de la ciudad, con ideas frescas y renovadoras que pueden darle un enfoque distinto a cómo está siendo dirigida la televisión local en el momento.
La importancia de reflexionar frente a estos temas, no es criticar o no reconocer que desde cualquier punto de vista las personas que realizan estos programas han abierto puertas para nuevos comunicadores, sino por el contrario, exigir mejor calidad indicaría que es hora de tomar nuevos caminos y de seguir avanzando hacia nuevas direcciones para no encasillarse en lo que se viene trabajando. Igualmente, no sólo se trata de propuestas y de exigir y exigir, sino también de reconocer que nosotros, como estudiantes de Comunicación somos promotores de cambios.
Así pues, queda la interrogante abierta de ser o no, forjadores de una nueva experiencia audiovisual que mas allá de entretener, tenga un contenido que promueva la agenda cultural ibaguereña de la que muy poco conocemos, pero que si en dado caso lo hiciéramos, estoy segura que sabríamos lo mucho que nos hemos perdido en la ciudad musical.
Naffy Guzmán.
La Pintura de Felipe Cifuentes
No hay pretextos para no verse: "La Ola"
"Autocracia: Control, una ideología, un führer, la disciplina". Así empieza la clase donde se desarrolla la trama del film alemán dirigido por Dennis Gansel donde se muestra que dejarse llevar por una idea no es tan difícil como parece.
Este film trasladó a la pantalla el experimento llevado a acabo durante la década de los setenta en Estados Unidos, pretendía hacer reconocer a los estudiantes de una clase que algunas ideas pueden ser implantadas fácilmente en la mente sin que se oponga resistencia, ni física ni mental. Los casos de obediencia extrema pueden ser reconocidos en algunas ideologías políticas y/o religiosas donde los participantes acatan al pie de la letra las distintas reglas que se le imponen sin cuestionar ninguna de ellas, aunque en ciertos casos, hay que decirlo: algunos miembros pueden llegar a discutir sus propias creencias y modificar sus ideas. La ola presenta esta situación tomada de la vida real, y que a ha suscitado varios estudios psicológicos para explicar este fenómeno, que se creía como su última aparición durante la segunda guerra mundial y el régimen nazi.
Aparte de la obediencia se puede identificar en la película un personaje aislado y un tanto retraído, que toma la ideología como el único grupo en el que se siente identificado y por lo tanto, eso lleva a que vea al profesor como modelo. La historia es interesante, no tiene final feliz, pero, sí deja pensando al espectador en cómo con convicción y con el ánimo de hacer a las personas incluidas e identificadas con un grupo, el ser humano en general puede dejar de cuestionarse sobre la manera en como actúa.
Lo que pretende la película es demostrar que un líder puede crear un régimen a partir de un nombre, un uniforme, un símbolo, y lo más importante: un grupo de personas, tal vez vulnerables, tal vez con necesidades de adaptación o tal vez con una personalidad flexible. Aunque el film muestra a un grupo de adolescentes - y muchos dirán que es por eso que son fácilmente influenciables- creo que las personas (sin discriminación de edad, genero o raza) llegan a creer en algo sólo con el fin de sentirse parte de un grupo, de no sentirse aislado o asocial, y del mismo modo señalar, aislar al que no tiene la misma idea, al que sale del molde y piensa por si mismo.
"Fascismo. Todos nos hemos considerado mejores, mejores que los demás, y lo que es aún pero, hemos excluido de nuestro grupo a todos aquellos que no pensaban igual. Les hemos hecho daño."
Adriana Martin
Más literatura, menos escribas
Personalmente, encuentro muy difícil descubrir una atracción literaria hacia algún escritor contemporáneo aún vivo. Sonará cruel, pero considero que por desgracia, la inmortalidad de un autor se consolida con la perseverancia en sus obras luego de fallecer. O tiene que presentar estilos narrativos maravillosos como el de Gabriel García Márquez, o métodos intelectuales y últimamente eróticos como el de Carlos Fuentes, o, en su defecto, fantásticos, eruditos, novedosos y sobre todo, persistentes, como el de Umberto Eco, para que mi gusto literario se vea invadido por la intriga del devenir de la siguiente
página con relación a libros que no tengan menos de cinco o diez años de publicación. Supongo que esto plantea las mil y un inconsistencias que genera la necesidad de una buena lectura. No obstante, saber seleccionar obras de los autores anteriormente nombrados por encima de novatos escribas, establece una inmensa distancia entre leer escritores contemporáneos y leer literatura contemporánea. Esa misma literatura que en unos cincuenta años será nombrada bajo términos sociológicos y que a pesar de la enorme oferta anodina y no por poco, basura, logrará rescatar algunos grandes representantes.
Por otra parte, resulta engorroso generalizar en cuanto a la calidad de los escritores nueva era, pero si se tiene en cuenta únicamente el contexto colombiano –como valioso ejemplo de abundancia- las expectativas disminuyen y hasta el mejor lector del mundo, se vería invadido por una desidia petrificante y un pesimismo cultural pletórico. Y es que en un país donde hablar de los niveles culturales resulta peor que un examen de próstata, no es posible dar rienda suelta al exceso inefable de mala literatura. Si bien es cierto que los niveles de lectura son míseros en comparación con otros países de la región, es necesario dar cabida a las buenas y escasas propuestas literarias que presentan algunos autores como William Ospina,
Héctor Abad y hasta Cesar Vallejo. Cabe resaltar que dichas mociones difieren del narco-contexto en el que han sumergido al país escribas que no merecen una distinción literaria seria.
No hay que olvidar que uno de los fines de la literatura es contextualizar realidades sociales por medio de figuras y géneros, además de presentar propuestas narrativas innovadoras. Y es precisamente esto, lo que diferencia un literato de un intento de escritor y hace no lamentar la utilización de tanto papel. No es extraño encontrar jóvenes apenas por encima de los 20 años con una resma de papel bajo sus brazos, profesando y presumiendo por su primera novela y buscando con urgencia una casa editorial que se dé el lujo irresponsable de publicarlos. Esto, sin duda alguna, representa un vasto detrimento en la calidad literaria y aunque este fenómeno no es del todo nuevo, pues en su momento, el prócer literario Julio Cortázar, durante una entrevista con el periodista español Joaquín Soler Serrano, denunció y satanizó estéticamente la necesidad innata de algunas personas por ser leídos, pareciera que en Colombia se está dando en proporciones alarmantes.
A mi juicio, una carrera literaria, honesta, propositiva y medianamente respetable, conlleva cierta cantidad de tiempo y preparación. El gran José Saramago, a pesar de su notable capacidad narrativa, desistió de sus dones literarios durante un largo periodo de tiempo porque sencillamente “No tenía nada qué decir”. Entonces, no veo cómo y cuándo novatos escribas comerciales logran adquirir una madurez gramatical retrospectiva. En ocasiones, el miedo a la hoja en blanco influye eminentemente en la producción literaria, aun, de grandes literatos; por ende, no creo que la simple capacidad de lograr vencerlo sea señal de que se posee una facultad para hacer buena literatura. Así pues, ser escritor se puede presentar dentro de un margen de profesiones factibles para cualquier persona que tenga un dominio mínimo del lenguaje, pero la autoestima y el respeto por las letras, determina de alguna forma, la calidad.
Ojalá, no sólo en el contexto colombiano sino en todo el mundo, se presentara un buen grupo de jóvenes literatos formidables que callaran las voces ominosas de gente incrédula y pesimista como yo - mi diatriba no va en contra de los jóvenes escritores sino en contra de los jóvenes que se creen escritores- y que lograran atraer la atención con el mudar de cada página, pues para los amantes de la literatura, cualquier aporte positivo es bienvenido.
Me resta decir que quizá, sólo así, lograría discernir en que, cuando muera Gabo y los pocos intelectuales que quedan en Colombia, nuestra literatura irá “camino al purgatorio”.
Sebastián Mateus
Al Común Mas Explotado
